Deporte de Élite: una inversión eficiente del Estado
15/07/2024 Opinión
El deporte de élite ha experimentado una evolución sin precedentes en el siglo XXI, marcada por una creciente profesionalización y una feroz competencia a nivel global. Este fenómeno, conocido como el ‘Global Sporting Arms Race’ (De Bosscher, 2008), ha llevado a los países a invertir recursos significativos en el desarrollo de su deporte y sus deportistas para alcanzar el éxito en el escenario internacional. Pero, qué es realmente esta carrera por la excelencia deportiva, y, sobre todo, cómo luchan los países que están en nuestro entorno para alcanzar las mayores cotas de éxito.
Existe un consenso global en que los distintos países buscan en el deporte de élite objetivos tanto internos como externos en sus políticas deportivas estatales (Grix & Carmichael, 2012). Este hecho se ha reflejado en la Ley 39/2022 del Deporte en España destacando por primera vez el interés público estatal del deporte de alto nivel y la función representativa y de reputación general del deporte español. A nivel internacional entra en juego el denominado soft power o poder blando, es decir, el fortalecimiento de la imagen de un país a través de sus éxitos deportivos internacionales. Este fenómeno sigue vigente en nuestros días tras ser el leit motiv principal durante la Guerra Fría, con una clara significación sociopolítica.
En el ámbito nacional, el efecto trickle down o goteo pretende que los éxitos deportivos y los valores emanados de los deportistas fortalezcan la identidad nacional y fomenten la práctica deportiva entre la población. Sin embargo, estudios recientes cuestionan la relación directa entre éxito deportivo y aumento de la participación, sugiriendo la necesidad de programas socio deportivos que impulsen los ecosistemas deportivos locales (Seguí-Urbaneja et al., 2018).
Ahondando en el término deporte de élite, cuando los estados inciden sobre su población objetivo es necesario que acoten el rango de un ecosistema tan particular, ya que el ámbito de la gestión deportiva sitúa fronteras etéreas entre este término o similares como deporte de alto rendimiento o deporte de alto nivel. Es la psicología deportiva (McKay et al. 2021) quien ha proporcionado un marco definido sobre cómo estratificar los distintos niveles. Así, el denominado World Class sitúa el rango máximo en el top-20 mundial en los diversos deportes y disciplinas. Aplicando este criterio al 0,00006% de la población española (aproximadamente 48 millones), hablamos de unos 2.800 deportistas de élite. El nivel submáximo, Elite/International Level, abarca hasta el top-200 mundial, elevando la población objetivo a 120.000 deportistas, una cifra que excede lo que la inversión estatal puede sostener en el ámbito de la élite deportiva, ya que sus resultados no alcanzan la visibilidad y promoción necesarias.
Con objetivos claramente definidos y una población objetivo identificada para la inversión, los países en esta competencia pacífica reconocen a los Juegos Olímpicos como el principal referente del deporte de élite. Los ciclos olímpicos de cuatro años, culminando en dos semanas de intensas competencias, son el núcleo de las estrategias nacionales. Alrededor de los Juegos, los países utilizan campeonatos mundiales y continentales, así como circuitos internacionales organizados por federaciones deportivas, para monitorear sus progresos y ajustar sus planes a corto y medio plazo, asegurando así que sus ecosistemas deportivos se alineen con los objetivos globales de visibilidad y rentabilidad económica.
Gran Bretaña marca el paso en Europa
En el marco del Global Sporting Arms Race, los países europeos han desarrollado modelos deportivos sofisticados para alcanzar las más altas cotas de éxito. Entre estos, Gran Bretaña se destaca como el líder en el desarrollo de un modelo deportivo de carácter occidental.
Gran Bretaña, gestionada por el organismo público UK Sport, dio un giro radical tras la crisis de los Juegos Olímpicos de Atlanta 1996, donde el Team GB obtuvo solo 15 medallas y quedó en la 36ª posición en el medallero. Inspirándose en el modelo australiano, que es el paradigma de la planificación estratégica deportiva de carácter occidental, Gran Bretaña desarrolló su propio sistema (UK Sport, 2003), financiado principalmente por la Lotería Nacional. Este modelo se centra exclusivamente en los deportes olímpicos con altas aspiraciones de podio, excluyendo no solo los deportes no olímpicos, sino también aquellos olímpicos sin aspiraciones máximas.
A medida que países referentes como Italia, Alemania, Países Bajos y Francia vieron reducir su impacto en el medallero olímpico, comenzaron a adoptar medidas similares a las implementadas inicialmente por Gran Bretaña.
• Países Bajos: Fue el primer país en seguir el ejemplo británico, desarrollando en 2008 su "Ambición TOP10" dentro del Plan Olímpico 2028, financiado preferentemente por la Lotería Nacional.
• Italia: En 2018, buscó una mayor eficiencia y control en su modelo transfiriendo las competencias del deporte de élite desde CONI Servizi, bajo el Comité Olímpico Italiano, a una agencia gubernamental llamada Sport e Salute.
• Francia: Desarrolló una reforma estructural tras la adjudicación de los Juegos Olímpicos París 2024, creando "Ambición Azul" y vinculando la gestión del deporte de élite a la nueva Agencia Nacional del Deporte.
• Alemania: Desde 2016, está en un proceso de transición continúo buscando frenar la pérdida de peso en el deporte de élite desde la unificación, aunque aún no ha encontrado un modelo definitivo.
La Tabla 1 refleja cómo Gran Bretaña ha incrementado su presencia y éxito en los Juegos Olímpicos, marcando el paso para otros países europeos que buscan replicar su modelo para mejorar su rendimiento en el deporte de élite.
Tabla 1. Medallas y Market Share 2004-2020.
La eficiencia económica del modelo
La inversión pública es una variable clave en los procesos de planificación estratégica de los distintos países, destacada como un factor esencial en los modelos deportivos de éxito (ADESP, 2019). Esta preferencia se refleja claramente en los estudios sobre modelos deportivos nacionales del siglo XXI (Gómez-Rodríguez et al., 2024). Como meso variable, la inversión pública en el deporte de élite se convierte en un factor determinante para crear condiciones óptimas en el ecosistema deportivo, proporcionando a todos los atletas identificados como World Class los recursos y servicios necesarios para alcanzar el éxito.
Aunque se acepta que aumentar la inversión pública es necesario para ganar medallas olímpicas, el concepto de eficiencia económica es fundamental para la implementación de políticas públicas que maximicen las oportunidades de éxito. Diversos son los estudios al respecto en donde se analizan diferentes propuestas de inversión (De Bosscher et al. 2019) en un continuum desde tendencias focalizadoras, que se restringen a un número limitado de deportes, hasta expansivas, que valoran una inversión global en el conjunto de deportes reconocidos. A este respecto, se da la circunstancia que deportes arraigados en la cultura social de distintos países, como la colombicultura en España, el calcio storico en Italia o el tejo en Países Bajos, entre otros, no reconocidos como deportes por las estructuras deportivas internacionales, sí encuentran acomodo, con mayor o menor impacto, en las políticas deportivas provocando una reflexión sobre la distinción entre deporte y cultura.
Sea cual sea el modelo a aplicar, es necesario establecer procedimientos de evaluación del rendimiento a través de indicadores que valoren la eficiencia de la inversión pública (Seguí-Urbaneja et al. 2022). La Tabla 2 refleja el ratio de relación entre los inputs – inversión estatal en federaciones deportivas de carácter olímpico – y outputs – resultados obtenidos en el evento de referencia -. El resultado muestra a Gran Bretaña y Países Bajos con ratios de inversión menores para alcanzar los objetivos, aproximadamente 4 millones de euros invertidos por medalla, en contraste con Italia y España que requieren incrementar dos o tres veces esta cantidad para alcanzar una medalla olímpica, lo que indica una menor eficiencia.
Tabla 2. Relación de Medallas e Inversión en los Juegos Olímpicos 2016-2020
Año: Medallas en edición de Juegos Olímpicos de Verano.
€: Inversión estatal en deporte de alto rendimiento en federaciones de carácter olímpico.
Ratio: Inversión estatal por medalla en ciclo de cuatro años, adaptado en 2017-2021.
España busca un modelo competitivo
España enmarca su modelo deportivo de élite en el sistema surgido a raíz de los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992. El aumento de la inversión pública en base a programas deportivos con objetivo olímpico junto a la creación de herramientas fiscales que fomentaron la inversión privada a través del Plan ADO permitió incrementar los resultados de manera exponencial aprovechando el efecto anfitrión. A pesar del éxito inicial donde España ganó 22 medallas y ocupó la 10ª posición en el medallero, este nivel de rendimiento no se ha mantenido en posteriores ediciones olímpicas. Este descenso se refleja en el porcentaje de medallas ganadas, que ha disminuido del 2,7% en Barcelona 1992 al 1,6% en Tokio 2020. Este hecho se suma a la inversión ineficiente respecto a otros países de nuestro entorno como se refleja en la Tabla 2.
Ante una situación que se hacía recurrente, con un notorio estancamiento en la última década, se han implementado una serie de medidas para luchar contra la deriva del modelo. Es importante recalcar que la nueva Ley del Deporte que mencionábamos al inicio, ha generado un cambio en la conciencia colectiva más allá de no nacer de un periodo amplio de reflexión acerca de qué posición ocupa el deporte como dinamizador sociocultural y generador de sinergias entre distintos ecosistemas de nuestro país.
Entre los aspectos positivos, los aspectos de interés nacional y representación internacional han permitido aumentar la conciencia sobre la implementación de programas competitivos acordes con los estándares occidentales. Así surge el nuevo programa Team España que, siguiendo el modelo del Plan ADO e integrando elementos de los modelos de Gran Bretaña y Países Bajos, focaliza la inversión directa en los deportistas y fortalece los programas olímpicos de las federaciones deportivas a través de Team España Élite. Esta medida ha sido posible gracias a los fondos provenientes de los derechos audiovisuales de LaLiga que ha paliado el modelo exhausto del Plan ADO.
Aunque estas medidas han tenido efectos positivos en el microciclo 2022-2024, con un aumento de éxitos en los hitos temporales previos a los Juegos Olímpicos, la ausencia hasta la fecha de concreción de un nuevo modelo del deporte español a largo plazo siembra dudas respecto a su capacidad. Intentos no materializados, como la concesión directa por parte del Consejo de Ministros de un millón de euros para el desarrollo actualizado del deporte español (2022), o inconclusos como las mesas de trabajo implementadas por el Comité Olímpico Español (2023-2024) sitúan el proceso en una realidad similar a la enquistada en Alemania desde hace casi ya una década.
La ausencia de un Plan del Deporte Español (Cabello et al. 2011; Palomar, 2011) que integre a todos los agentes involucrados y con competencias delegadas del Estado, con especial mención al papel que deben arrogarse Consejo Superior de Deportes, Comité Olímpico Español y Federaciones Deportivas Nacionales, sigue sembrando dudas en el futuro de nuestro deporte de élite. El Global Sporting Arms Race sigue su curso a la vez que España sigue persiguiendo los objetivos de prestigio internacional y desarrollo social, por lo que es imperativo que el Estado encuentre un modelo no solo efectivo que nos haga luchar de tú a tú con países de nuestro entorno, sino que además sea eficiente de manera que el deporte siga creciendo como motor sostenible en el desarrollo de la sociedad.
Autores: David Cabello Manrique (Universidad de Granada) y Jaime Gómez Rodríguez (INEF de Cataluña)
Referencias:
ADESP (2019). Propuesta de Modificación del Anteproyecto de Ley del Deporte. Asociación del Deporte Español.
Cabello-Manrique, D., Elmer Rivera, E., Trigueros, C. & Pérez, I. (2011). Análisis Del Modelo Del Deporte Federado Español Del Siglo XXI. Revista Internacional de Medicina y Ciencias de La Actividad Física y Del Deporte/International Journal of Medicine and Science of Physical Activity and Sport 11 (44), 690–707.
De Bosscher, V. (2008). The global sporting arms race: An international comparative study on sports policy factors leading to international sporting success. Meyer & Meyer Verlag.
De Bosscher, V., Shibli, S., & Weber, A. C. (2019). Is prioritisation of funding in elite sport effective? An analysis of the investment strategies in 16 countries. European Sport Management Quarterly, 19(2), 221-243.
Gómez-Rodríguez, J., Seguí-Urbaneja, J., Teixeira, M. C., & Cabello-Manrique, D. (2024). How Countries Compete for Success in Elite Sport: A Systematic Review. Social Sciences, 13(1), 31.
Grix, J., & Carmichael, F. (2012). Why do governments invest in elite sport? A polemic. International journal of sport policy and politics, 4(1), 73-90.
Ley 39/2022, de 30 de diciembre, del Deporte.
McKay, A. K., Stellingwerff, T., Smith, E. S., Martin, D. T., Mujika, I., Goosey-Tolfrey, V. L., ... & Burke, L. M. (2021). Defining training and performance caliber: a participant classification framework. International journal of sports physiology and performance, 17(2), 317-331.
Palomar Olmeda, A. (2011). El sistema deportivo español: una visión diferente y pautas de reforma. Aranzadi.
Seguí-Urbaneja, J., Inglés, E., Alcaraz, S., & De Bosscher, V. (2020). Sport pyramid metaphor: trickle down and up effect in Spain. Revista Internacional de Medicina y Ciencias de La Actividad Fisica y Del Deporte, 20(77).
Seguí-Urbaneja, J., Cabello-Manrique, D., Guevara-Pérez, J. C., & Puga-González, E. (2022). Understanding the predictors of economic politics on elite sport: A case study from Spain. International Journal of Environmental Research and Public Health, 19(19), 12401.
UK Sport (2003). European sporting success: A study of the development of medal winning elites in five European countries. UK Sport.
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